La gente especula. Y mucho. Y generaliza más aún. Debo confesar que jamás pensé sentir ni pensar lo que sentí y pensé hoy. Tenía la falsa idea de que esas cosas se habían acabado y que eran parte del pasado. Pero no. No lo son. Siempre están presentes y he allí la riqueza de indagar en los resquicios que nos ofrece el cosmos.
Eso me recuerda el agrio, desagradable, pero académico acto de despedirse. Pero de eso creo que ya he tenido suficiente.
Qué rico sentir que los ciclos se cierran y que has aprendido mucho de las personas. De ellas. De su esencia. De su "él". De su "ella".
Inigualable.
Nuevamente... todo estuvo en los ojos. Siempre.
Nuevamente... todo estuvo en los ojos. Siempre.
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La melodía de una rumba me dijo: "el secreto no está en la tumba, sino en el vivir".