"El corazón es, en consecuencia, el princio de la vida, el sol del microcosmos; aunque el sol, a su vez, podría ser denominado con justicia el corazón del mundo, pues es por la virtud y el latido del corazón que la sangre se mueve, se perfecciona, se hace apta para nutrir y es preservada de la corrupción y de la coagulación; es la divinidad titular, que cumpliendo con su función alimenta, acaricia, anima todo el cuerpo y ciertamente es el fundamento de la vida, la fuente de toda acción."
- William Harvey.
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La melodía de una rumba me dijo: "el secreto no está en la tumba, sino en el vivir".