"Soy mis pensamientos, mis ideas, mis fantasías, mis
percepciones, mis sueños, no hay duda. Soy yo también mi cuerpo, mi
brazo, mi abdomen. Soy mis músculos, mi adrenalina, mi sangre, mi voz,
mis palpitaciones. Todo lo que percibo del mundo llega a mí por mis
sentidos, por mi cuerpo. Todo lo que siento en mi mente se refleja en mi
cuerpo, o proviene de él, de mi yo, de esta parte de mí que
ha costado tanto tiempo que sea reconocida ampliamente. Que sea
valorada, respetada, tratada con delicadeza, cuidado, como parte de mí,
de mí mismo y que dejemos de lado que el cuerpo es una cosa, un objeto
anónimo que está ahí afuera, lejos, impersonal, castigado, pecador,
lleno de impulsos, deseos peligrosos para la sociedad y nosotros mismos."
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La melodía de una rumba me dijo: "el secreto no está en la tumba, sino en el vivir".