Te extraño.
Leerás esto probablemente cuando ya haya pasado todo. Pero necesito escribirte. ¿La verdad? Has hecho falta. Mucha. Me gustaría que estuvieras acá para poder abrazarte, besarte, dormir abrazadito a ti.
Pero la realidad es que no estás.
Debo conformarme con oír tu voz por celular, con leer tus mensajes por WhatsApp o simplemente, debo conformarme con hundirme en mis más profundos recuerdos. Para verte. Para sentirte.
Y toda esta tristeza, esta necesidad de comunicación, de verte... este malestar por extrañarte, lo interpretas como mala onda. No, no lo es. Es tristeza, pena.
Quiero que llegues luego para que nos vayamos. Lejos. Solos. "Uno los dos".
Te extraño.
Te amo.
Vuelve.
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La melodía de una rumba me dijo: "el secreto no está en la tumba, sino en el vivir".