Se acabó.
Se acabaron tus chistes, tus abrazos, tus besos, tus caricias.
Se acabaron las visitas express, los almuerzos, las salidas, los cafés.
Se acabaron las manos entrelazadas, bien apretadas.
Se acabaron esos abrazos indescriptibles.
Se acabaron los encuentros cargados de amor y pasión desbordantes.
Se acabaron los viajes.
Se acabaron, ciertamente, los sueños y los planes.
Se acabaron tus visitas, y con ello mis ilusiones al verte en mi casa, conversando con mi mamá o con mi hermana.
Se acabaron las visitas ocultas a tu casa.
Se acabaron las risas.
Ya no veré la espuma del café en tus labios.
Ya no te reirás de mí por lo mal que como.
Ya no te reirás de lo mal que hablo, ni de mi tartamudez.
Ya no queda nada.
Tú en tu mundo, yo en el mío.
Donde sea que estés, sea lo que sea que estés haciendo, espero que estés bien.
Que puedas ser feliz.
Cierra los ojos, respira profundo y sigue... te adoro Gabriel, un abrazo en el espiral del tiempo y el espacio.
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