20130615

noche para abstraerse.

Shakespeare y sus fases. Dicen por ahí dije alguna vez que deben vivirse, que debe experimentarse lo propio de ellas. Es fácil decirlo.
A veces, dentro de nuestra inherente subjetividad que nos impulsa a querer estar siempre "bien", pensamos "que pase luego, quiero que se acabe pronto". Pero quizá todos sabemos que eso es quinceañero, infantil e, incluso, ridículo. Es necesario vivir lo que deba ser vivido y de la forma en que deba pasar.
La vida está llena de matices. No es blanco ni negro... pero asimismo no podemos negarle mayor importancia a ciertos aspectos de la vida de cada uno. A veces, cuando se acaban... entonces todo tiende a ser más o menos gris. Más a menos nítido. Más o menos llamativo.
Me he evitado. Y cuando me vuelvo a conectar con lo mío me siento impertérrito. Siento que miro panorámicamente la escena y, aunque entiendo, no asumo. No interiorizo. Pasa, pero no pasa. 
Hay recuerdos que destruyen. Que corroen, lo más profundo de mi humanidad. Recuerdos que se asocian a contracciones generales espasmódicas sobre una cama que clama por lo que le corresponde; humedad luego de horas. Almohada empapada de tanto recordar. Intentos fúnebres de aferrarse a los recuerdos. Kamikaze. Destructivo.
En esta noche, y en las pasadas, sólo resta mirar el techo y pensar en lo que significas y en lo que has significado.
En esta noche... mucho me recuerda a ti.
Te extraño.

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La melodía de una rumba me dijo: "el secreto no está en la tumba, sino en el vivir".