Hace un par de días esta foto no representaba mucho. Hoy, junto a quienes en ella aparecen, se erige esta imagen como un ícono. Como una representación de tres semanas intensísimas. Una mezcolanza de lo más bajo y lo más alto. Lo más triste y lo más feliz. Tres semanas de desesperanza y de futuro. Tres semanas de cambios.
No se puede tener todo en la vida. Pero lo que se tiene, se disfruta. Esa ha sido mi filosofía de vida y seguirá siendo igual. Cabe agradecer lo que se tuvo, lo que se tiene y esperar con esperanza lo que se tendrá. Cabe agradecer a todos y a todo. Cabe respirar con tranquilidad y paz.
Si hay algo que me gusta es vivir con pasión e intensidad. Sufrir lo sufrible, gozar lo gozable. Disfrutar lo vivible. Hoy siento que comienzan a atarse clavos básicos y fundamentales. Hoy me siento optimista y confiado. Y lo dijo Salvador: algún día se abrirán las grandes alamedas. Quizá se comiencen a abrir mis grandes alamedas.
Hoy voto por el optimismo. Hoy voto por la subjetividad y la vida. Hoy voto por lo que me gustaría ser.
Pero, sobre todo, hoy brindo por los amigos.
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La melodía de una rumba me dijo: "el secreto no está en la tumba, sino en el vivir".